A veces no hay nada mejor que sentarnos en el sofá a disfrutar de una película palomitera, pero no de aquéllas de risas estúpidas o tetas o carreras de coches, sino de las que te desafían con una trama intrigante mientras por la imagen desfilan persecuciones, tiros o giros inesperados. Todos estos ingredientes los atesora “El Invitado” (Daniel Espinosa, 2012), una película sin ninguna pretensión de trascendencia más allá de mostrarnos el enésimo buen ejercicio de Denzel Washington, un actor de grandes películas y de pequeñas o medianas películas. Su papel, en todas ellas, es casi siempre el mismo, salvando los matices que entre unas y otras se diferencian. En esta ocasión, a Washington le toca hacer de malo, de un frío y calculador espía a sueldo en un papel que le sienta estupendamente bien.
Su nombre es Tobin Frost, un despiadado ex agente de la CIA que sobrevive desde hace diez años en el submundo del espionaje a sueldo, ya saben, traicionando a unos por una información robada a otros, y vendiendo a los otros información de éstos, y con unos y otros está pero con ninguno se mantiene. Pero uno de esos tratos le sale mal y Tobin Frost salva el pelo metiéndose en la boca del lobo, como dice el dicho; entregándose inesperadamente en la embajada estadounidense de Ciudad del Cabo (Suráfrica), el país al que sus tratos sucios le había llevado. Una vez la CIA es avisada del tremendo hallazgo, a Frost se lo llevan al piso franco que éstos mantienen en la ciudad (al igual que hacen en todas las ciudades importantes del mundo), custodiado por el novato Matt Weston (Ryan Reynolds), el típico guapo ennoviado con la típica novia y con los típicos problemas de autoestima y de pareja. Pero las cosas se tuercen cuando, mientras a Frost lo interrogan, un grupo armado irrumpe en el piso franco y asesinan a todos los miembros de la CIA menos a Weston, que ha podido huir con Frost. Los asaltantes buscaban al ex agente, debido a que éste posee una información secreta no revelada (como marcan los cánones del género) hasta el final de la película. Tras la huida desesperada dará comienzo una extenuante persecución por toda Ciudad del Cabo, donde Weston tendrá que mantener arrestado a Frost mientras la CIA planea de qué otra manera podría salvar a ambos de sus perseguidores. Mientras tanto, Frost pondrá a prueba a Weston y le enseñará qué otra oscura cara guarda la CIA, o por qué abandonó la Inteligencia Norteamericana diez años antes.
A “El Invitado” sólo le distinguen de las típicas películas de espionaje y acción el papel central de un Denzel Washington sin el que ésta no habría sido ni la mitad de cuanto es. Aun así, ni el actor afroamericano (también productor) ni Daniel Espinosa el director sabían que “El Invitado” sería una película excelente; porque A veces el cine no es sólo transgredir. “El Invitado” una película que todos saben se olvidará al poco tiempo del visionado, pero que, a pesar de ello, supone un entretenimiento de muy buen nivel. El dúo protagonista se lo toma muy en serio y actúa a muy buen nivel; Reynolds en un papel extenuante y Washington aunando toda su experiencia y disfrutando en el papel del malo de la película. “El Invitado” es un film de potente arranque, buen ritmo, atmósfera densa y muy buen rodaje. Disfrutarás durante las dos horas de metraje y, al final, como no podía ser menos, te llevarás algunas sorpresas. Qué más tendríamos que pedirle a una película que no tienen ninguna otra pretensión que resultar efectista y entretener, luciendo el poder y el magnetismo de Denzel Washington cuando éste aparece en escena. Se disfrutará y se olvidará, aunque ello no quiere decir que ésta sea una mala película, sino todo lo contrario: “El Invitado” es cine de consumo de calidad.