Heridas de guerra y heridas de amor… La primera cinta de ficción de Alain Resnais es uno de los mejores debuts de los años 50 en el cine europeo. El cineasta francés llevaba tiempo detrás de la cámara realizando documentales y cortos. De especial interés son los cortometrajes que dedica a varias figuras cimeras de la historia del arte como Van Gogh o Gauguin. Para 1959 ya contaba con 37 años y había llegado el momento de realizar un proyecto más ambicioso.
Ese año es muy importante en el cine francés y toda la cinematografía europea. Godard rueda y estrena Al final de la escapada, uno de las cinta fundacionales de la Nouvelle Vague. En otro lado del mundo, Resnais trabaja en el relato de la célebre escritora Marguerite Duras que el director francés llevará al cine. Es Hiroshima, mon amour, una cinta ambiciosa a nivel narrativo y estético que avanza muchas de las propuestas posteriores de la Nueva Ola francesa y que tanta influencia tendrán en legiones de autores vinculados al séptimo arte.
La cinta se inicia con imágenes de la ciudad de Hiroshima, mientras dos amantes dialogan en la cama. Ella, una actriz que acuda a Japón a participar en una película y él, un arquitecto nipón. No es una conversación al uso, no se preguntan por sus familias y por su trabajo. Resnais muestra sus cartas desde las primeras tomas. Palabra e imagen se funden para crear un entramado poético que vertebra toda la película. Al igual que hará en su siguiente cinta, El año pasado en Marienbad, se repiten las mismas frases una y otra vez, como si de una combinación de versos se tratara.
Este lenguaje artificioso puede llegar a exasperar a algunos espectadores. Pero hay que tener en cuenta que esta cinta trata de romper, de alguna forma, con varias convenciones del cine clásico para alumbrar un nuevo discurso narrativo y artístico. Resnais, al contrario que algunos de sus colegas, no se ahoga en su propia ampulosidad y convierte a la ambiciosa Hiroshima, mon amour en una cinta sugestiva y técnicamente brillante.
A destacar el papel de Emmanuelle Riva, a la que hemos podido ver recientemente en Amor de Michael Haneke. La actriz francesa interpreta con acierto a una mujer herida por un pasado que le impide volver a amar. Y es que a finales de los 50 muchas heridas producidas en la II Guerra Mundial aun no habían cicatrizado.
Ópera prima , muy buena………
Ópera prima , muy buena………
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