En su momento, “El ciempiés humano” me llamó la atención. No tuve el placer o disgusto de verla en la pantalla grande, pero dejé su nombre apuntado en una lista de extravagancias y la colé cuando pude. La trama es sencilla: Tom Six, que es director y guionista, se vale de dos turistas norteamericanas (¡qué sorpresa!) perdidas por alguna parte de Europa. Un doctor que está medio loco las retiene en su casa y las hace formar parte del experimento que da lugar al nombre de la película, “El ciempiés humano“.
La propuesta me pareció, como digo, curiosa, y aunque había leído y oído comentarios con advertencias sobre su grado de, digámoslo así, extravagancia, no encontré tal: sí que es cierto que hay alguna escena desagradable, pero el público que está acostumbrado a este tipo de cine se va a asombrar más del concepto, de la idea de crear un ciempiés humano (aunque no es cien-cien, en aquel caso sólo eran seis patas) que del gore, la sangre o la asquerosidad en sí. Yo, de todas formas, encontré que la película no estaba mal como propuesta.
Sin embargo, Tom Six ha decidido brindarnos una segunda parte de “El ciempiés humano”. Se la conoce como (redobles de tambor) “El ciempiés humano 2” o “The Human Centipede II: (First Sequence)“. Lo de “First Sequence” es una pista de que, desde luego, va a haber más.
En este caso, el argumento resulta curioso: nos metemos en el plano de la metaficción dejando que “El ciempiés humano” sea sólo considerada una película. El extraño guarda (pedazo de casting, la verdad, pocas veces he visto un hombre tan desagradable y que repugne más con una risita que el propio ciempiés) está obsesionado con esa historia y la ve una y otra vez en su garita hasta que una chispa se enciende en su cabeza: ¿y por qué no imitar al doctor alemán y crear su propio ciempiés humano, más largo y con más víctimas?
Aunque gran parte de la película se centra en cómo el guarda captura a las víctimas por la fuerza (un disparo y un golpe en la cabeza suele serle suficiente para sus propósitos), también nos presentan algún retazo de su vida y vemos que es un absoluto disparate: está rodeados de personajes casi más estrambóticos que él.
Siguen jugando con la metaficción cuando el guarda consigue contactar con una de las actrices que participó en la primera película y le pide una audición. La chica, una guapa y entusiasmada Ashlynn Yennie, va creyendo que le espera un cásting con Quentin Tarantino, pero se encuentra algo mucho peor: su propia pesadilla. Si en la película que obsesiona al guardia era la cola del ciempiés, en ésta ella tendrá el honor de ser la cabeza.
Es una segunda parte para quien haya visto la primera, aunque se haya desligado de una manera tan brillante de darle continuación a lo que, desde luego, ya no tenía (el ciempiés estaba destinado a morir, da igual en cuánto tiempo: esas criaturas aberrantes sólo pueden acabar así). Sin embargo, también es posible enfrentarse a “El ciempiés humano 2” sin conocer la primera parte. ¿Con qué nos vamos a encontrar? Pues con una película que va sobre un loco que secuestra a las personas y sin conocimientos quirúrgicos o médicos pretende conectar la boca al final del aparato digestivo (por decirlo finalmente) de otra persona para hacer una especie de ciempiés.
No está mal, no está mal… Puede resultar entretenida. No sé si estoy madurando, mis gustos están sufriendo una deformación o es que verdaderamente la película es bastante mediocre y querían sacar rentabilidad de una buena idea grotesca haciéndola aún más grotesca. El blanco y negro en esta ocasión me parece totalmente gratuito, yo creo que ha sido una cuestión de presupuesto.
Lo que más destacaría de esta secuela es el actor principal, una verdadera joya del asco: Laurence R. Harvey. También está fichado para la tercera parte y será un personaje distinto, así que sólo Tom Six sabe lo que nos vamos a encontrar en “El ciempiés humano 3“. No se me ocurren otros motivos para ver esta película, ya que, quitando al guarda, tiene poco de interesante. Ya conocemos demasiados asesinos tarados con intenciones desmesuradas.