No es fácil bailar como Tony Manero. Muchos lo han intentando. Unas posturitas, sacar culo, señalar el bolsillo y acto seguido el cielo. Pero no es suficiente. John Travolta tenía 23 años cuando fue recluido para interpretar un personaje que le cambiaría la vida. Había hecho mucha televisión, pero aun esperaba un papel interesante para cine. En 1977 la música disco inundaba la discotecas de medio mundo y Fiebre del sábado noche se encargaría de llevar al cine esa cultura.
La película no daba para mucho pero mostraba la sencilla vida de un joven de Brooklyn que trabaja en una tienda de pintura esperando que llegue el fin de semana. ¿Para qué? Para enfundarse su mejor traje, peinarse y lucir en la discoteca con sus colegas. Del guión se encargó Norman Wexler, conocido también por Serpico.
Para los detallistas, una foto de Pacino en esta cinta decora la pequeña habitación de Manero. Y para los más detallistas: Wexler fue detenido por el FBI unos años antes de escribir este guión por decir que estaba planeando matar a Nixon… Tras Fiebre del sábado noche, estuvo casi una década parado hasta que volvió a Hollywood para escribir Ejecutor con Arnold Schwarzenegger… Y la dirección corrió a cargo de John Badham (Juegos de guerra, A la hora señalada)
Pero Fiebre del sábado noche pasó a la historia por su banda sonora compuesta, en su mayoría, por canciones de los legendarios Bee Gees. Los bailes de Manero y compañía trascendieron la pantalla de cine y son todo un símbolo de una época. Travolta, nominado al Oscar por esta cinta, se embarcó el año siguiente en otro proyecto musical… Una tal Grease…