Crítica | Byzantium

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Más vampiros. Pero esta vez de la mano  de un experto en la temática: Neil Jordan. El irlandés ha sido el encargado de llevar a la pantalla la obra de Moira Buffini, tras su célebre incursión en el mundo de Nosferatu con Entrevista con el vampiro, allá por mediados de los 90. Byzantium llega a las carteleras españolas con dos años de retraso. No se terminaba de encontrar un hueco para esta curiosa historia de vampiros.

¿Estáis hartos de chupasangres? En los últimos años el torrente de títulos que tratan sobre los no-muertos ha terminado por viciar una temática subyugante. Desde que Coppola reinventase el género a través de su reinterpretación de los clásicos en Drácula de Bram Stoker, la temática retornó con fuerza. En realidad, nunca se fue. Pero tras el éxito abrumador de la saga Crepúsculo y de series como True Blood, detrás de cada esquina te encuentras una película, libro, o lo que sea sobre vampiros. Algo similar ocurre con los zombies. Y los superhéroes. El exceso de oferta, satura, especialmente cuando el listón de calidad está tan bajo. Pero mientras la taquilla responda…

No obstante, Byzantium tiene algo extraño, como su director. Capaz de rodar comedias mainstream con Sean Penn y Robert De Niro, triunfar en medio mundo con la irregular El juego de lágrimas y pasar desapercibido con la interesante El fin del romance. Un todoterreno de 64 años que va por libre. En Byzantium vuelve a mostrar que, con un presupuesto suficiente, puede rodar una cinta estéticamente impactante.

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Las localizaciones de la película contribuyen a dar a Byzantium un aspecto vaporoso y onírico combinando presente y pasado. Claire y Eleanor, madre e hija, tienen un secreto que no pueden contar. Por ello, no pueden establecerse durante mucho tiempo en un lugar fijo. La vida de un vampiro es larga, eterna, pero también hay que trabajar. A principios del siglo XIX, alguien impuso un oficio a Claire…

Byzantium es una casa de huéspedes en la que aterriza la pareja protagonista. Tras el cartel de neón amarillo, Eleanor y Claire intentarán rehacer su vida. Seguir adelante. Pero Eleanor está cansada de huir. Y mentir. Un día conoce a un extraño camarero. Él recibirá su secreto.

Más o menos, esa es la premisa de Byzantium. La película de Neil Jordan trata de evitar los clichés propios del género. En algunos casos lo consigue, en otros no. Rodar una historia de vampiros con una protagonista adolescente y salir airoso de comparaciones malintencionadas no es nada sencillo. La sombra de Crepúsculo y sucedáneos es demasiado alargada.

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Byzantium también está dirigida a un espectador joven, pero más exigente. A pesar de la presencia de la imponente (tal vez, demasiado) Gemma Artenton (Hansel y Gretel), Byzantium no es una pasarela de guapas, poses y abdominales. La cinta de Neil Jordan trata de ofrecer un espectáculo lírico, exuberante y romántico. Saoirse Ronan (The Host) quiere madurar, a pesar de que sabe que siempre tendrá 16 años. La madre lleva 200 años protegiendo a su hija. Tal vez ha llegado el momento de cambiar…

A pesar de las buenas intenciones de la película, a pesar de su potencia visual, Byzantium no logra satisfacer por completo. Su guión está un tanto deshilvanado. Nos cuesta desentrañar el mensaje de la cinta, sin duda porque no hemos puesto en el visionado de la película toda nuestra concentración… Son cosas que pasan. Creemos que Byzantium (que podría haberse titulado de cualquier otra manera) habla sobre la memoria, sobre la pesada carga de recuerdos que porta un ser que vive para siempre. Ya es pesada para un mortal…

Lo Mejor: Trata de ofrecer una historia original sobre vampiros. El aspecto estético. Las localizaciones.

Lo Peor: Puede aburrir. Le falta nervio.