Crítica de “The Acid House”, cine gamberro

No voy a esconder lo mucho que me gusta Irvine Welsh como escritor. Creo que su magia reside no tanto en el vocabulario que usa, que sí es importante, sino en esos universos paralelos en los que sientes la sordidez de las drogas, el fanatismo ridículo por los deportes, las miserias humanas que golpean más fuerte cuanto más marginal eres, la suciedad de una vida desorganizada, etc. Da igual lo que diga. Los que lo leéis ya sabéis cómo se las gasta y los que no… ya están las películas para eso, que son buenas adaptaciones.

Crítica de “The Acid House”

Irvine Welsh está detrás de la adaptación, él se encarga del script y, además, hace un pequeño cameo en la primera escena de “The Acid House”. No tiene mayor importancia, pero tenía que comentarlo. En cuanto a la película, se trata de un conjunto de tres historias sacadas del mismo volumen recopilatorio. En España lo ha editado Anagrama con el mismo nombre. El problema de elegir tres historias es que se dejan algunas que parecen más divertidas o más apropiadas para proyectar un tipo de película que pretende sacudir no las conciencias del público, sino su estómago, pero es lo que hay. Las seleccionadas son “La causa del Granton Star“, “Un blandengue” y “Acid House“, que, como apreciáis, le da nombre tanto a la recopilación como a la película. Las tres partes se pueden ver de forma independiente, como si fueran un mediometraje cada una, porque no están interrelacionadas ni hay personajes que intervengan fuera de sus historias.

La causa del Granton Star” (The Granton Star Cause)

Boab tiene un día de mierda: lo echan de su equipo de fútbol, sus padres le piden que se busque otro lugar en el que vivir, su novia pasa de él y su jefe necesita recortar gastos eliminando su puesto. Después de todo eso, tiene un encuentro muy especial con alguien que le cambiará la vida. Este segmento nos presenta una comedia con aires kafkianos, una profunda reflexión filosófica que se resuelve con un “me importa un bledo” (por no decir algo más fuerte) y elementos pomodernistas disfrazados en esa ambientación ochentera y marginal. El actor principal de esta parte es Stephen McCole.

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Un blandengue” (A Soft Touch)

Esta es la pincelada más realista y, por tanto, más trágica sobre un pusilánime que no se atreve a reclamar lo que es suyo ni a romper los moldes de una vida tan mediocre y decepcionante. Tiene oportunidades, pero aún así las desperdicia. ¿No es lo que hacemos todos un poco? El intérprete destacado es un joven Kevin McKidd (con apenas 25 años) al que ahora mismo costaría imaginare como un blandengue. Junto a Gary McCormack, su antagonista, han repetido experiencia en “Trainspotting”.

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Acid House

Coco Bryce tiene el viaje de su vida y no por culpa de la sobredosis de tripis que se ha pegado. Su mente se queda atrapada en el cuerpo de un bebé recién nacido a causa de un rayo, aunque enseguida desarrolla las habilidades propias de un adulto y su madre cree que es un prodigio. El cuerpo de Coco Bryce, sin embargo, recibe el espíritu del bebé y su novia se aprovecha de eso para moldear a su chico, ya que, según la enfermera, Coco es ahora una hoja en blanco y necesita aprenderlo todo desde el principio. Os sonará sin duda la particular cara de Ewen Brmnen, quien también aparece en “Trainspotting”.

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La última parte también es la más floja, aunque el argumento no esté mal. Tal vez se deba a la dificultad de recrear al bebé poseído por el espíritu de Coco, ya que han tenido que emplear un muñeco que rompe demasiado el trato ficticio que aceptamos los espectadores cuando ya damos por válido el intercambio producido en la tormenta. Ver un muñeco que parece el hermano pequeño de Chucky no ayuda; no impacta, pero es un buen intento.

La dirección corre  cargo de Paul McGuigan, algo floja porque algunos actores se le escapan y sobreactúan de una forma un tanto irritante. El slang escocés no ayuda, quizá, a tener un diálogo fluido y natural, pero es una característica sociocultural de los personajes de Irvine Welsh que se debe respetar a rajatabla. Esta director se ha encargado también de “El caso Slevin” o de algunos capítulos de “Sherlock“. Se ve que se ha apretado y ha mejorado.