Crítica: “Bajo la Misma Estrella”

Nota: 7,5

Hazel Grace Lancaster es uno de esos personajes interesantes. Camina por la vida acompañada de su bombona de oxigeno sin nada que perder, pero tampoco que ganar. Es plenamente consciente de que su vida es un constante caminar por la cuerda floja donde una simple e inesperada ráfaga de viento puede hacer que todo acabe. Ha aprendido a vivir sin expectativas. Más bien, ha aprendido a sobrevivir sin expectativas. Desde su infancia, Hazel sufre un cáncer de pulmón que se expande irremediablemente y que, tarde o temprano acabará con su vida, pero no es ningún drama. Ella ha convivido siempre con esa realidad. Es la normalidad. Así de simple y rotundo es el personaje al que da vida Shailene Woodley en “Bajo la misma Estrella”. Así es nuestra compañera durante las más de dos horas que dura la cinta.

Visto esto, inmediatamente aparece la tendencia a tachar de producto facilón y lacrimógeno a “Bajo la misma Estrella”. Claro que se llora y obviamente es un hilo conductor triste, pero dista mucho de ser lo que parece. Nos encontramos ante un filme rebosante de vida y de luz. Cuando Hazel conoce a Gus (Ansel Elgort) una tibia sensación comienza a invadir la estancia para ir convirtiéndose, poco a poco en fantástica calidez. Por mucho que la vida sea jodidamente perra, también es jodidamente maravillosa y los dos protagonistas no pueden dejar de morirse por vivir. Quieren sentir de la misma manera que cualquier joven de 17 años desea. Para hacer cine del bueno no hace falta más que un buen par de personajes que se quieran por encima de cualquier dificultad y “Bajo la misma estrella” los tiene.

El responsable de tomar en las manos una novela que ha sido número uno de ventas durante mas de un centenar de semanas y convertirla en película con tal habilidad es un tal Josh Boone. Probablemente el nombre no les diga demasiado. Es lógico, ya que solo se trata de su segunda película, pero este caballero es el director de una de las mejores obras del pasado año. Una pequeña joya llamada “Un invierno en la Playa” que resulta tan honesta en sus sentimientos como el filme que hoy nos ocupa. No les negaré que alguna que otra secuencia de “Bajo la misma estrella” es excesivamente pomposa y que algún diálogo puede no ser apto para diabéticos, pero si ese es su mayor defecto, poco hay que objetar. Por cierto, esa señorita que da vida a Hazel se llama Shailene Woodley. Ya lo hemos dicho, pero conviene recordar el nombre de una actriz que en su corta carrera cinematográfica solo ha firmado interpretaciones portentosas. Apréndanse su nombre.

Puede ser que no comulguen con historias como la de “Bajo la misma estrella”. Para gustos, los colores. Puede ser que sean de los que consideran, como aquella mitad de la Melinda de Woody Allen, que la vida es un lugar trágico. Sea como fuere, la idea la opción que propone “Bajo la misma estrella” no está nada mal. La muerte siempre está al acecho, pero mientras tanto lo conveniente es no dotarla de más protagonismo que el estrictamente necesario.

Héctor Fernández Cachón