Coherence fue una de las películas de ciencia ficción independiente más aplaudidas del año pasado llevándose el premio al mejor guión en Sitges. Ya sabemos que no es necesario un gran presupuesto para hacer una buena cinta de ciencia ficción. El superdotado Shane Carruth enseñó el camino a muchos cineastas de las nuevas generaciones con Primer. Hace poco hablamos por aquí de +1 (Plus One), otra película, esta de corte juvenil, que explotaba algunas de las vías de la ciencia ficción de bajo presupuesto de la última década.
En Coherence no hay efectos especiales, ni complejas localizaciones. Tampoco tenemos intérpretes de renombre. Coherence, como las películas anteriormente citadas, vive del guión. De su calidad y efectividad depende el éxito del proyecto. El primer largometraje de James Ward Byrkit apuesta por el suspense, el juego psicológico y los giros narrativos. El espectador tendrá que poner todo de su parte para desentrañar las claves de la historia. Es un juego cinematográfico que nos encanta. Y por eso, presenciamos el inicio de Coherence con interés.
Una chica mira el móvil en su coche. Parece nerviosa. El cristal de su teléfono se rompe. Ese día, un cometa pasa muy cerca de la Tierra. La noche, comienza extraña… Emily llega a una reunión de amigos. Pronto se entera que una ex novia de su pareja, también asistirá. Por supuesto, no será la única sorpresa de la velada… Otra de las asistentes, muestra a sus amigos un frasco con ketamina… Se sientan a cenar.
El planteamiento de la película abre muchas posibilidades. Para empezar, el espectador espera el inevitable conflicto entre personajes. Ya sabemos en qué suele terminar una reunión de este tipo. Los recuerdos divertidos se mezclan con las heridas sin cicatrizar. Las risas y tal vez algunos gritos suelen acompañar la sobremesa. Pero este grupo de amigos se encuentra con que esa noche no será como las demás. La luz se va, no hay internet, y en todo el vecindario solo existe otra casa en la que funcione la electricidad. Dos de los asistentes a la reunión se dirigen a aquella casa… Coherence comienza a mostrar sus cartas.
La cinta de Ward Byrkit tiene en vilo al espectador buena parte del metraje. El director y guionista consigue persuadir al espectador introduciendo algunos hábiles recursos como el tema del El gato de Schrödinger o que uno de los personajes parezca saber más que el resto. Pero una vez que el planteamiento de la historia ha logrado de forma certera su objetivo, comienzan los problemas narrativos.
La forma de actuar de los personajes no es verosímil. Hemos repetido esta frase mil veces, pero es uno de los grandes problemas de esta clase de cine que depende tanto del guión, especialmente de la relación entre personajes, su evolución y sus reacciones. Una vez que la cosa se pone seria en casa de estos amigos, nadie actúa con mucha lógica. Internet no es la única forma de obtener información sobre una situación extraña o peligrosa. No acabo de entender por qué no pueden salir del vecindario en un principio (por qué no lo intentan, al menos). Y una vez que se acepta (aceptación demasiado rápida) que se están enfrentando a algo a lo que nunca nadie se ha enfrentado en la historia de la humanidad, se comportan como si nada. “Voy a echar la siesta”, “¿Por qué no nos enrollamos sin que nos vea tu novia?”, etc. Pero no es lugar para spoilers.
Podríamos resumir los problemas de Coherence de esta forma: el responsable de la película sacrifica la verosimilitud en favor del juego y el efectismo narrativo, pero efectividad no es lo mismo que efectismo… El espectador sigue con intriga la evolución de la historia, pero ya no está fascinado porque los trucos son demasiado visibles. La trama pierde seriedad, porque los personajes, por lo general, no se compartan de forma creíble.
No obstante, en la fase final de la película, cuando uno de los personajes toma las riendas de la historia, la tensión vuelve a crecer y disfrutamos de nuevo, gracias también, a un final bastante acertado. Concluyendo, Coherence es una cinta de ciencia ficción con altibajos, pero interesante y debatible.
Lo Mejor: El planteamiento y la resolución.
Lo Peor: Muchos comportamientos no son creíbles en el contexto en el que se encuentran los personajes. Cierto efectismo en el desarrollo narrativo.