La película que nos ocupa hoy es “El cebo“, o “Es geschah am hellichten Tag” para quienes lo prefieren en su (impronunciable) versión original. Una de las características más interesantes es que, creo, podemos meter esta película en la historia del cine español. Tenemos a un realizador, Ladislao Vajda, que ha trabajado muchos años en España y parte de la producción se le debe a los estudios Chamartín. También uno de los papeles es para una actriz española, la guapísima María Rosa Salgado, pero… hasta aquí podemos contar y el arrebato chauvinista se tiene que detener.
En “El cebo” encontramos reminiscencias inmediatas a “M, el vampiro de Düsseldorf“. No solo gira alrededor del mismo tema, un asesino de niñas pequeñas, sino que los mecanismos de tensión y el uso tal vez exagerado de la música en algunos momentos tienen un eco claramente langiuano. La fotografía, por supuesto, entra en diálogo con la anterior película y la influencia de Lang en Vajda es patente.
Pero ya podría haberle calado la idea de llegar más allá y plantar la semilla de un debate moral. No descubrimos nada serio de la trama si decimos que “El cebo“, precisamente, tiene como argumento el uso de una niña (viva, claro) para atrapar al asesino que merodea por la zona. Sin entrar en más detalles de la investigación, sería esperable que en la misma película se discutiera sobre el medio empleado por el investigador para atrapar a ese despiadado ser. ¿El fin justifica los medios? ¿Es aceptable que ponga en juego la vida de una pequeña inocente para ganar un mérito en su carrera? Por supuesto, el policía no tiene una perspectiva egoísta, sino que actúa así porque no quiere más crímenes que atenten contra la vida de criaturas tan inofensivas como los niños, pero incluso así…
En “M, el vampiro de Düsseldorf”, al menos, se enciende la chispa del espectador con los diálogos finales en el que se discute hasta qué punto la enfermedad mental puede ser una excusa. En “El Cebo” encontramos un gran vacío en este aspecto que estropea el resto de logros que tiene esta película. Creo que está sobrevalorada; por un lado, es muy resolutiva en el aspecto técnico y la evolución de la investigación está bien llevada; además que se toma su tiempo, no se deja llevar por las prisas ni necesita múltiples homicidios para mantener la atención de su público, pero en el contenido flojea tanto que la media la deja en un pasable.
Os aconsejo que escuchéis esta pieza de Schubert basada en el poema de Goethe “El rey de los elfos“, muy apropiada para este tipo cintas donde los asesinatos y los niños son los protagonistas. Si no conocéis la letra, deberíais echarle un vistazo y os sobrecogeréis tanto como la maldad que muestra “El Cebo”. Siempre es inquietante ver a un desconocido jugando con un niño, ¿verdad? Sí, el cine nos ha mostrado la cara más malvada de esos hombres (y mujeres, no es necesaria ninguna distinción) que se visten con pieles de cordero para acercarse a su víctima sin levantar sospecha. Ellos no las cazan, las seducen, que es mucho peor.
Quizá el guión de “El Cebo” no está muy elaborado y el desarrollo obedece a golpes de suerte más a que a la seriedad de una investigación, pero tiene algunos diálogos muy acertados y funciona bien. No me malinterpretéis: no considero que sea una obra de arte ni el ejemplo culminante de esta clase de películas, pero se deja ver y, lo que es más importante, el tiempo no la ha estropeado.