Si el vaso de agua que tienen sobre la mesa empieza a mostrar ciertas y preocupantes ondas en su superficie, probablemente se trate de un simple T-Rex. Si por el contrario las ondas se van intensificando hasta hacer volcar el vaso, lo más seguro es que se trate del gigantesco inquilino de la posición 11ª de nuestra lista con las mejores películas de 2014.
Posición 11ª:
“Godzilla”
Este año, uno de los más ilustres personajes de la ficción volvía a irrumpir en la gran pantalla. Con un aire completamente renovado, el mítico “Godzilla” hacía temblar de nuevo las salas de cine de todo el planeta. Lo hacía, ni más ni menos que acompañado por el “monstruo” de la pequeña pantalla, Bryan Cranston (aka Walter White, aka Heisenberg) y por una plantilla de actores de primer nivel. Ni quince minutos tardamos en darnos cuenta de que la idea del director Gareth Edwards es la de devolver a la enorme criatura su aura de leyenda. Con una secuencia inicial que nos pone un nudo en la garganta, “Godzilla” da comienzo a la recuperación del terreno perdido.
Nuestro gigantesco amigo no irrumpe en pantalla hasta casi pasada una hora. Probablemente tantos excesos han acabado por atrofiar el paladar del espectador, lo que puede hacer que a muchos la espera les resulte demasiado larga, pero “Godzilla” es trepidante durante cada minuto de su metraje sin necesidad de acudir a la pirotecnia habitual. No deja de resultar maravilloso encontrarse blockbusters tan precisos y preciosos en su acabado.
No nos equivoquemos: “Godzilla” tiene sus buenas dosis de destrucción, sus momentos trepidantes y todo lo que se le puede exigir a una película que tiene como protagonista a especie de terápodo de más de cien metros de altura, pero también es oscura y elegante. También abraza a la criatura como lo que es: una leyenda. Y toda leyenda ha de estar revestida del adecuado misticismo. Por devolvernos al origen mismo del cine, “Godzilla” se gana uno de los puestos de nuestra lista.