¿Otras 12 películas sobrevaloradas? (Parte IV)

 

– Ted (Seth McFarlen, 2012): Hace unos años llegaba a las pantallas de todo el planeta una cinta que se convertía en un auténtico “must see”. Seth McFarlen, el creador de “Padre de Familia” se inventaba una película tachada como “comedia inteligente y gamberra” por gran parte de la crítica. Incluso algún que otro osado se atrevía a tacharla de original. El éxito era tan evidente como incomprensible. Muy poca era la gracia de una película que perdía el factor de originalidad a los quince minutos. Desde ese momento la apuesta se centraba en la constante grosería y vulgaridad de unas situaciones que en ningún momento llegan a funcionar. Alguien debería pagar por este engaño masivo.

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– El Hombre de Acero (Zack Snyder, 2013): Por este trabajo decidieron en Warner Bros. que Zack Snyder debía convertirse en el padre de su universo cinematográfico. Alguien se debió quedar mucho rato dormido al sol, porque el exceso propuesto por el director puede llegar a marear al más pintado. La verdad es que la cinta empieza potente, con un sensacional equilibrio entre efectos especiales y naturalidad. Solo es un espejismo ya que el empalago para los sentidos no tarda en comenzar. Por si no fuese suficiente con los excesos de una cinta en la que Superman rompe todo lo que se puede romper (incluso se va a luchar al espacio y rompe un satélite), resulta que la tormenta de destrucción gratuita dura un mundo. No hay ni rastro del alma latente en la historia de Superman. Todo queda cubierto por escombros…

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– En Tierra Hostil (Kathryn Bigelow, 2010): Que levante la mano el que no se aburrió con la ganadora del Oscar 2010. Plasmar el horror de la guerra de Irak en plena guerra de Irak se antoja oportunista, pero cada uno juega sus cartas como entiende. Ese no es el problema. Lo que no funciona de la cinta es el desatino a la hora de trasladar el mensaje evidente. El intento por mostrar los demonios de los militares y su difícil “reinserción” patina con estrépito. Podría darse el caso de las partes más bélicas nos conquistasen (como pasa en “El Francotirador”), pero ni eso. A esto se le llama premiar por premiar.

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  1. pablo octubre 19, 2016