“Estos romanos están locos”, decían frecuentemente los geniales Astérix y Obélix al ver las costumbres de sus enemigos. Pues parece ser que los romanos estaban bastante cuerdos en comparación a los pasajeros del vuelo entre Sidney y Nueva Zelanda, porque el lío que se montó a bordo resulta de lo más surrealista…
“Hola, mi nombre es Iñigo Montoya. Tu mataste a mi padre. Prepárate para morir”. Probablemente, la frase de Mandy Patinkin en “La Princesa Prometida” (Rob Reiner, 1987) sea una de las más famosas de la historia del cine. Innumerables veces hemos visto reproducida en camisetas, tazas o similares la inolvidable frase pronunciada por el inolvidable Montoya. Lo que no se imaginaba el joven Waynand Mullins es que subirse al avión con una camiseta que reproducía el mensaje resultaría tan arriesgado.
Desde un primer momento, los pasajeros comenzaron a recelar del texto. Parece ser que “La Princesa Prometida” no era una de las cintas de cabecera de la mayoría de los viajeros, por lo que comenzaron a mostrar su incomodidad a la tripulación. A tal punto llegarían las quejas de lo que entendían como una amenaza, que las azafatas terminaron por pedirle que se retirase la camiseta que estaba causando terror entre los pasajeros. Tan increíble, como cierto.