5. Foxcatcher: “Foxcatcher” no existe con la idea de agradar. Su ambición es la seducción de lo insano. Bennett Miller es un director que sabe demasiado bien lo que quiere contar y cómo lo quiere contar. No le tiembla el pulso ni un segundo al poner todo su talento al servicio de una historia que pasa, sin que nos demos cuenta, de lo mundano a lo fascinantemente turbio. El placer ofrecido por“Foxcatcher” no es el del sabor un caramelo ni el del olor de una rosa. Es algo más parecido a que te azoten con una fusta mientras te leen a Dostoyevski. Si alguien ha hecho alguna vez, la sensación no puede ser muy diferente a la que nos ataca cuando vemos descontextualizada figura de John du Pont entre las brumas y las praderas de su inabarcable propiedad.
4. It Follows: Talento a raudales es lo que nos encontramos en la película de David Robert Mitchell. No es solo que la idea sea de lo más atractiva o que los intérpretes estén magníficos, sino que resulta fácil hablar de la película más meticulosa de lo que llevamos de año. Cada plano de “It Follos” está perfectamente construido y dotado de una belleza solo equiparable a la sugerencia implícita. Porque se puede lograr que cada escena tense los músculos del cuerpo del espectador, “It Follows” se gana puesto de honor.
3. Del Revés: Cuando creíamos que Pixar comenzaba a decaer, resulta que aparece por nuestras carteleras esa auténtica maravilla llamada “Del Revés”. Después de joyas como “Ratatouille”, “Wall·E”, “Up” o “Toy Story 3”, la compañía decidía dar un salto de madurez con la disección de la evolución humana y la pérdida de la inocencia a partir de las emociones. El resultado es la cinta más adulta de Pixar y una de las ideas más brillantemente ejecutadas que hemos visto en mucho tiempo.
2. Mad Max: Furia en la Carretera: Imaginate a Zack Snyder y a Michael Bay en plena infancia. Pongamos que les dejamos un puñado de Micro Machines y un soplete. Pues si rodásemos sus interacciones, nos saldría una versión casera de “Mad Max: Furia en la carretera”. De hecho, no contento con haber filmado una de las mejores películas de acción de las últimas décadas, George Miller está tan sobrado que incluso logra dotarlo todo de un delirante humor y una atractiva humanidad. Buena parte de la culpa de esto último corresponde a un Tom Hardy que hace que olvidemos al clásico Max del viejo Mel, pero por encima de todo, una Charlize Theron cuyo talento para bordar cualquier perfil de personaje empieza a resultar obsceno.
1. Whiplash: Ni treinta segundos tarda “Whiplash” en hacer que las miradas de Teller y Simmons se crucen. Ese es el momento en el que la corriente eléctrica empieza su arrollador camino. Es también el instante en el que acercamos nuestra mano y entramos en un circuito del que ya no podemos salir. Nosotros también somos llevados a extremos emocionales más propios de un thriller a la vez que chocamos con la esencia misma del ser humano al ser extraído de su vertiente social. Brillante
(Parte I)