Crítica: “Marte”

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Nota: 8

Cuando se habla de Ridley Scott, la tendencia generalizada es aludir a las magníficas “Alien, el octavo pasajero” y “Blade Runner” como vara de medir. Es lo que ocurre cuando arrancas tu carrera firmando dos de las obras más importantes de la historia del cine. Así, como el que no quiere la cosa, el viejo Ridley lleva ya cuatro décadas haciendo cine y soportando que cada una de sus nuevas cintas sea apellidada con el desdeñoso calificativo de “menor”. Efectivamente, como ocurre con la cualquiera, la carrera del británico tiene cintas mejores y peores, pero que levante la mano el que no haya pasado un rato de sensacional entretenimiento con cada película de la filmografía de Ridley Scott. Podríamos pasarnos todo el día enumerando la larga lista de sensacionales cintas con la firma del director a lo largo de los últimos años, pero es que resulta que la mezcla entre calidad y entretenimiento acaba de alcanzar su máxima expresión en el rojo suelo de “Marte”.

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Antes de enredarse de nuevo en el mundo de los xenomorfos y después de darse una vuelta por la Bíblia, Scott nos muestra que, a sus 77 años, sigue estando en plena forma. durante una misión tripulada a Marte, una salvaje tormenta provoca que el astronauta Mark Watney (Matt Damon) sufra un acciden17te y sea dado por muerto por sus compañeros de tripulación. Lo que pasa es que Watney ha sobrevivido y está dispuesto a vender muy caro su pellejo. Con escasos suministros y en un entorno hostil, el astronauta deberá encontrar la forma de continuar con vida y comunicarse con la Tierra. Así durante casi dos horas y media que resultarían un suplicio en manos de otro, pero que Scott convierte en una oda a la diversión.

“Marte” no pretende dar lecciones de ningún tipo. Nace y vive con la única intención de convertirse en una oda al entretenimiento inteligente. Ni melodramatismos, ni lecciones metafísicas. “Marte” es ferozmente audaz en su planteamiento y desarrollo. Cualquier amago de caer en la solemnidad queda sofocado entre el carisma de un Matt Damon en estado de gracia y un reparto en uso y disfrute de su propio talento interpretativo.

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Marcarse una película de supervivencia extrema con un personaje llevando el peso de la trama en la más absoluta soledad y que el espectador no sea capaz de apear la sonrisa de la cara durante todo el metraje tiene mucho mérito. “Marte” es todo lo que podía ser, y eso no es poco decir. Resulta gratificante encontrarse con que la construcción sintáctica “blockbuster inteligente” es posible dentro del lenguaje cinematográfico. Mención especial para la singular banda sonora y para el guiño a “El Señor de los Anillos”, con Boromir incluido.

Héctor Fernández Cachón

twitter3@HectorFCachon