Las mejores películas de la historia en Alucine (por David Rubio)
Aunque ya acumulaba muchos de carrera, Qué verde era mi valle marca junto a La Diligencia y Las uvas de la ira, el inicio de la mejor etapa de John Ford. Tres películas que muestran la habilidad y el talento del director estadounidense. Pero qué vamos a decir de este tipo que no hayamos dicho ya, por ejemplo, a la hora de hablar de El hombre tranquilo.
En realidad, Qué verde era mi valle es una excusa para hacer nuestro pequeño homenaje a Maureen O’Hara, una de las grandes del cine clásico, casi siempre asociada a Ford. Actriz de gran carácter, versátil, y una belleza descomunal, que también hay que decirlo.
La actriz irlandesa tuvo su primer papel importante en El jorobado de Notre Dame (traducida en España como Esmeralda, la zíngara) una cinta de 1939 en la que acompaña a Charles Laughton. Cuando Maureen O’Hara aparece en pantalla, la atención se centra. Es lo que tienen este tipo de actrices (o actores), una luz ilumina sus rostros hasta tal punto que deseas que no salgan nunca de escena.
Tenía 19 años cuando rodó El jorobado de Notre Dame. Dos años más tarde se une a Ford en Qué verde era mi valle. El director de Maine revisa una de las etapas que cambió la historia contemporánea. Es la revolución industrial que tuvo su origen en las Islas Británicas y que supuso también el despertar del sindicalismo.
Pero John Ford no hace propaganda. Solo muestra a unos tipos duros y unas mujeres curtidas que tratan de salir adelante. El conflicto generacional, la lucha entre la tradición y la modernidad quedan plasmados en los debates entres el padre y sus hijos. Las nuevas ideologías que se enfrentan a un panorama muy diferente al anterior se consolidan en las minas, en las industrias y en los arrabales.
Y Maureen O’Hara traiciona su corazón por un matrimonio de conveniencia. La intérprete irlandesa fue uno de los mayores atractivos de esa película. O’Hara no pararía de trabajar en las dos décadas siguientes, pero su beso con John Wayne en El hombre tranquilo quedaría como uno de los símbolos de su carrera. John Ford tenía buen ojo…
Qué verde era mi valle forma con Las Uvas de la ira un díptico sobre los cambios socioeconómicos que vivieron Estados Unidos y Gran Bretaña en dos periodos fundamentales de su historia: La Gran Depresión y la Revolución Industrial. Son películas fantásticas pero que tienen ese aire pedagógico que las convierten en testimonios de valor incalculable. Seguro que un alumno de secundaria aprende más con unas de estas películas que con 30 horas de clase de historia.
En mi caso, prefiero Las Uvas de la ira, pero en las Uvas de la ira no estaba Maureen O’Hara, tal vez la pelirroja más guapa de la historia del cine. Vale, con Kate Winslet…
Escrito por David Rubio
Me parece engañoso el título del tuit. Espero encontrarme una crítica en condiciones de “¡Qué verde era mi valle!” y, en su lugar, me encuentro con un comentario sobre su protagonista, su trayectoria, etc… Nada sobre lo que anunciaban en el título.