A día de hoy resulta inimaginable una opción mejor, pero estuvo muy cerca de no hacerse realidad. Cuando salimos de las salas de cine tras la proyección de “El Caballero Oscuro”, todos tuvimos muy claro que habíamos asistido al festival de un tipo llamado Heath Ledger y un personaje llamado El Joker. El actor se hacía con el Oscar gracias a un papel que forma ya parte de la historia del cine. Pero sería un giro del destino el que pondría en manos de Ledger el gran personaje de su carrera, ya que era otro el nombre que retumbaba en la cabeza de Christopher Nolan.
Allá por el año 2005, el estreno de “Batman Begins” dejaba bien claro que tendríamos hombre murciélago para rato. El sensacional resultado creativo y el éxito de taquilla hacían que Warner no tardase ni una semana en confirmar la secuela. La cinta ya sugería en su final que para “El Caballero Oscuro” tendríamos de vuelta al gran villano de Gotham: El Joker. La identidad del actor que tomaría el relevo de Jack Nicholson se convertía en una de las grandes incógnitas del momento. Una pregunta a la que Christian Bale respondía durante una de las fiestas de estreno: “Será Sean Penn”, declaraba el actor.
Bale no mentía. Christopher Nolan no imaginaba a un actor distinto para meterse en la piel de El Joker que sean Penn. El director estaba convencido de que sería el único capaz de darle los matices requeridos al personaje. Lo cierto es que Sean Penn se dejaba querer, pero no quería dar vida al mismo personaje al que había interpretado su gran amigo Jack Nicholson. Para disgusto de Nolan, Penn optaba por rechazar el papel. Comenzaba así un casting que terminaría de la forma más feliz posible, ya que Ledger firmaría una interpretación irrepetible.