Era de esperar. La lista de grandes batacazos del año acaba de inaugurarse por todo lo alto. Desde que pudimos ver su primer tráiler, todos empezamos a sospechar que Lionsgate tenía un serio problema.
“Dioses de Egipto” se presentaba como uno de los proyectos más ambiciosos del año. La cinta de Alex Proyas (“El Cuervo”) pretendía convertirse en una máquina de amasar dinero. Se ve que alguien pensó que invertir 140 millones de euros en un proyecto con tan poco atractivo acabaría por ser rentable. No menos sorprendente es el hecho de que semejante inversión de dinero haya dado para construir una película tan sumamente cutre.
Tras una campaña promocional incapaz de lograr trascendencia mediática, el filme se plantaba en las taquillas americanas con Gerard Butler y Nikolaj Coster-Waldau (“Juego de Tronos”) como grandes atractivos. Un reparto demasiado modesto para semejante desembolso. El resultado no podía ser otro más que el desastre en los cines. Con una triste recaudación de 14,1 millones, la película presentaba su candidatura a convertirse en uno de los grandes fracasos del año.
Pese a que Summit Entertainment y Lionsgate no pierden la esperanza de recuperar la inversión en el mercado asiático, lo cierto es que la cosa pinta bastante mal para “Dioses de Egipto”.