Esta es la situación. Hace un tiempo indeterminado, pero no demasiado lejos, estabas casado con una mujer a la que amabas y tenías un hijo en común con ella. El niño muere. Ella conoce a alguien en el grupo de duelo con el que empieza a salir. Consigues rehacer tu vida de la manera mejor posible y, de repente, recibes una invitación de tu ex mujer a una cena con amigos. ¿Qué harías? ¿Aceptarías…?
La invitación. Comentario de la película.
De ahí es de donde parte el principio del largometraje que nos ocupa. Esta cinta viene con la firma de Karyn Kusama, a quien conocemos de haber dirigido un tremendo (aunque divertido, en cierto sentido) como lo fue “Jennifer’s Body”, con Megan Fox. En su filmografía también encontramos “Girlfight” y “Aeon Flux”, entre otras. Tiene un recorrido disparejo como cineasta, pero qué demonios. La premisa me interesa, sobre todo porque sé que va a ser una noche muy extraña y que, si está bien planteada, voy a estar atento para descubrir el pastel, pues tienen que hacerme creer que en su argumento hay cierta dificultad, pero no tanto como para que me espere al final a que me lo expliquen todo.
Conforme la película avanza, fui descubriendo un discreto elenco que no lo hace nada mal. La cara más conocida sea, tal vez, la de Michiel Huisman, por su papel en la serie de rabiosa actualidad “Juego de Tronos“, que sé que la seguís con ansias. También encontramos, no obstante, a una radiante Tammy Blanchard de anfitriona y a Logan Marshall-Green como ex marido. Luego tenemos al paquete de secundarios:
- Una pareja asiática
- Una pareja de homosexuales (uno de ellos latino)
- Una amiga loca
- Un señor loco
- Una puritana
Como veis, las cuotas están bien cubiertas, aunque por alguna razón no han incluido a ningún afroamericano entre las amistades. No sé si es posible hacer chistes sobre esto sin que alguien se sienta ofendido, pero como no se me ocurre uno medianamente bueno, vamos a seguir con “La invitación”, que tiene mucho que ofrecernos.
Ojo a los spoilers
Voy a ser muy honesto. Creía que la película giraría de alguna forma en torno al tema vampírico. Y de alguna forma lo es, pero no a lo sobrenatural. La invitación que reciben todos los amigos de la nueva pareja (Eden y David) es una tapadera encubierta para hablar de un estilo de vida en el que no se le teme a la muerte, que es algo que se comparte entre todos y que el dolor es solo una opción. Esto, por supuesto, huele a secta. Entre el pack de amigos se encuentran dos acólitos, una viejoven muy entusiasta que no es la más apropiada para convencer a nadie y un señor alto y barrigón que da todo el mal rollo del mundo.
Durante la velada, encima, tienen el mal gusto de poner un vídeo que deja a los invitados muy impresionados. El anfitrión estima que la mejor manera de lavar la mala imagen que ha dejado ese sentimiento es jugar a una especie de “Yo nunca”, pero cambiado a un “Yo quiero” donde se supone que tienen que dar rienda suelta a sus fantasías. Son transiciones extrañas, pero necesitamos un ambiente extraño y paranoico para que nuestro protagonista, el ex de Eden, sospeche que algo raro pasa.
¿Tiene razón? Nosotros, que hemos visto muchas películas parecidas, sabemos que sí, que no son imaginaciones suyas, así que estamos deseando que corran los minutos de conversaciones insulsas para saber en qué acaba todo el lío.
No sé si ver La Invitación
No es una película a la que le daría prioridad, pero creo que, dentro de lo que cabe, está bien hecha y tiene un final muy interesante que plantea muchas más dudas de las que resuelve, aunque, una vez más, eres tú, espectador, quien tiene que completar la cinta. Para mi gusto es lenta, pero creo que el desarrollo es acertado porque, como digo, tienen que jugar un poco al despiste, a hacernos creer que todo va bien y que son las sospechas de un padre roto las que están contaminando la cena.
Si tuviera que puntuarla, le doy un “bien” sin rodeos.