La película a la que vamos a sacar los colores hoy se llama Berberian Sound Studio. Tiene ya unos añitos. Si no me equivoco, es del 2012 y hasta ahora no había encontrado distribuidora para que se paseara por las salas de España. ¿Por qué será? Chan chan chan… Berberian Sound Studio está dirigida por un entusiasta Peter Strickland que utiliza a Toby Jones como reclamo (¿en serio?) en el cásting de la cinta, pero también hay otros nombres interesantes, como la preciosa griega Tonia Sotiropoulou que vimos en “Skyfall” o Cosimo Fusco, de “Ángeles y Demonios”. No pasa nada si no os suenan en definitiva porque esta es una película intimista.
Advertencias sobre Berberian Sound Studio
1. Si te gusta el cine de terror donde hay tripas, no la veas.
La premisa es interesante. Gilderoy (Toby Jones) es invitado a formar parte del equipo técnico de sonido de una película italiana. Estamos en los años del apogeo del cine giallo, ese género del que surgieron maestros como Dario Argento o Mario Brava. Gilderoy no sabe en qué proyecto va a trabajar, solo sabe que Santini, un cineasta muy especial, requiere sus servicios. La película se vende como un homenaje al cine de esa época y, por si necesitara algún subtítulo, va acompañada de la idea de que es muy “lynchana“. A día de hoy no sé si es un adjetivo que hace bien o hace mal.
Bien. A pesar de que se relacione con el mundo sórdido del cine italiano “amarillo”, no vasa ver sangre, desmembramientos o hermosas mujeres con los senos cercenados. Olvídate de eso. El homenaje es mucho más sutil. Esta película es una experiencia donde el sonido, ya desde su título, juega un papel fundamental y tienes que estar dispuesto a confiarte a este sentido para poder disfrutar de la sesión de cine. No es terror al uso, no es la clásica recomendación que va a entusiasmar a todos los amantes del género. Se trata de un filme muy particular.
2. Probablemente requiera un segundo visionado.
No puedes quedarte en la superficie. Esta es la típica película en la que no pasa nada o unos hechos muy mundanos (problemas para cobrar el dinero del trabajo, tener jefes cazurros, choque cultural), pero la verdadera trama está latiendo justo debajo de la imagen. Es el sonido. Es la película que te cuentan detrás de la que estás viendo, casi como si tuvieras que desentrañar un mensaje oculto. Ahora bien, el poder de leer ese mensaje no les es dado a todos. Es un largomentraje muy enredado en su narración y en su expresividad, por lo que exige un público dispuesto a trabajar con el material expuesto. Y eso, con toda seguridad, te va a llevar a un segundo, incluso a un tercero revisionado hasta que puedas encajar todas las piezas.
3. Cuidado con el hype y las expectativas.
Leyendo por los mundos de Internet otras críticas de Berberian Sound Studio, me encuentro con que muchos la alaban sin ningún tipo de restricción. No se molestan en señalar sus puntos flojos ni en cuestionar que ese homenaje al giallo no sea más que una tomadura de pelo. Para empezar, yo diría que la crítica velada a la industria cinematográfica es infantil y repetitiva, pero la acepto porque es una parte importante del argumento. Para seguir, la importancia que se le quiere dar al sonido, casi siempre algo que se da por supuesto y a lo que se le presta poca atención, cae también en su propia trampa. Si bien es verdad que los efectos visuales son escasos, la película se apoya mucho en la fotografía para crear su atmósfera opresora y asfixiante, en tonos muy oscuros, eso sí, para resaltar el tan amado sonido. Si de verdad querían ser tan sugerentes y reivindicativos, podrían haber puesto varias transiciones negras durante más tiempo para forzarnos a reflexionar y, sobre todo, a sugestionarnos.
¿Qué puedo decir de Berberian Sound Studio? Yo no he conectado con ella. No he entrado en su mundo y, desde luego, no me he sentido impresionado. Sí tiene cosas que me gustaron, pero me las han dejado a medias (o yo no he sido capaz de completarlas). La degradación de Gilderoy, nuestro poco agraciado técnico de sonido, tiene su miga.