Una de esas tristes constantes a las que se suele enfrentar la humanidad es la falta de apoyo que suelen tener las ideas innovadoras. En el cine, como en el resto de ámbitos de la vida, salirte del tiesto es algo que solo puedes hacer a base de jugarte el cuello. Si no, que le pregunten a Ryan Reynolds.
A día de hoy, pronunciar el nombre de Reynolds provoca que a los jefazos de 20th Century Fox se les caiga la baba. No es para menos, ya que “Deadpool” se convertía en un descomunal éxito de taquilla y en la gran sorpresa del año. Pero lo cierto es que pocos confiaban en ella al principio. La idea de desarrollar una película de superhéroes sin censura y no apta para menores, provocaba que todos mirasen con recelo ese proyecto en el que Ryan Reynolds se había involucrado en cuerpo y alma. De hecho, el presupuesto no es que sobrase durante el desarrollo del filme.
Pues bien, según acabamos de saber, el propio actor se encargó de que los guionistas de la película pudiesen estar en el set para perfeccionar cada uno de los diálogos, ver si funcionaban algunas cosas y darle ciertos retoques que la llevaran al éxito. Junto a Tim Miller y Ryan Reynolds, Rhett Reese y Paul Wernick llevaban seis años luchando para sacar adelante el proyecto. Fox no pagaba, pero Ryan Reynolds decidió que esas dos piezas fundamentales tenían que estar allí, por lo que terminó por pagar de su bolsillo el salario de ambos.
Como quedaba de manifiesto en cada escena de “Deadpool”, la apuesta del actor resultaría más que acertada.