Como cada año por estas fechas, la flor y nata del cine español se daba cita bajo un mismo techo para celebrar un año inolvidable. Y es que la industria española exhibía fuerza después de un 2016 en el que se ha logrado una recaudación de casi 110 millones de euros, récord absoluto para un país en el que el cine parece seguir sin gozar de un respeto que si se le tiene en el resto del planeta. ¿No es ya momento de cambiar de actitud?
Las reivindicaciones son algo, como mínimo, respetable. Más o menos de acuerdo, lo cierto es que esta España tan poderosa en lo referido a la cultura es un lugar de libertades incuestionables y ferozmente europea. Independientemente de lo que guste una opinión política, lo que siempre debe existir es un respeto que Raúl Arevalo, J.A. Bayona y compañía se han ganado. Y es que el cine español es de un nivel descomunal. Del mismo modo, cuestionar el carácter cultural del llamado “séptimo arte” no puede obedecer más que a un cierto raquitismo intelectual o a unos prejuicios que ya es momento de sacudirse.
Esta es tierra de Cervantes, de Dalí, de Velazquez o de Buñuel. Esta España que nos ha tocado vivir es un auténtico lujo, también en lo referido al cine. En cualquier otro país democrático, el orgullo ante semejante calidad sería motivo de orgullo, independientemente de las opciones políticas. ¡Viva el cine español!