Queridos amigos, no habéis montado en un DeLorean que os haya llevado décadas atrás. Este titular se puede leer en pleno siglo XXI, lo que no que nos deja una sensación a medio camino entre la tristeza y la indignación.
Desde hace tiempo llevamos esperando el estreno de la esperadísima cinta a imagen real de La Bella y la Bestia, un filme que promete hacer saltar por los aires las taquillas de todos el planeta. Entre los muchos atractivos y detalles que nos traerá la cinta de Bill Condon, uno de los más llamativos es la introducción del primer personaje gay en una superproducción de la factoría del ratón, lo que no puede menos que ser bienvenido en pro de la normalización de distintas orientaciones sexuales. Gran noticia para cualquiera.
“Le Fou es alguien que un día quiere ser Gastón y otro día quiere besarle. Él está confuso sobre lo que quiere. Es alguien que se da cuenta que tiene esos sentimientos”. Con estas palabras, Bill Condon revelaba la homosexualidad del personaje de Josh Gad, lo que ya ha provocado que un cine de Alabama se niegue a proyectar la cinta. Atentos al argumento, porque se las trae.
“Si no puedo permanecer sentado en una película con Dios y Jesús sentados a mi lado, entonces no tenemos ningún negocio que exhibir. Yo sé que habrá algunos que no estén de acuerdo con esta decisión. Está bien. Somos ante todo cristianos. Nos comprometemos con lo que nos enseña la Biblia. Continuaremos mostrando películas orientadas a la familia para que podáis sentiros libres de venir a ver películas sanas sin preocuparos por el sexo, nudismo, homosexualidad o un lenguaje sucio. Gracias por el apoyo”.
Desgraciadamente, parece que esta iniciativa será secundada en varios lugares del mundo. De hecho, en Rusia ya se está valorando la posibilidad de prohibir el estreno de La Bella y la Bestia. Sobran los calificativos…