La historia del cine está plagada de películas. Entre las decenas de miles de obras vistas en más de un siglo, unas pocas cintas tienen el honor de ser realmente grandes y, entre ellas, una diminuta fracción alcanza la altura de obra maestra. Sin lugar a dudas, El silencio de los corderos es una de ellas. Hannibal Lecter, Clarice, momentazos, taquilla, puñado de Oscars… La película lo tiene todo y un señor llamado Jonathan Demme fue el culpable de ella.
Hoy, tras una batalla contra el cáncer de esófago agudizado por complicaciones cardiacas, Jonathan Demme nos ha dejado. Con 73 años de edad, a todos nos da la sensaciónde que todavía le quedaban un puñado de buenos trabajos por regalarnos. Fue El silencio de los corderos, pero también Philadelphia, El mensajero del miedo, La boda de Rachel o esa maravilla de documental llamada Neil Young: Heart of Gold.
Hoy se va un tipo discreto. Nos deja un director al que se le han estafado unos buenos años de vida. En cualquier caso, su paso por este planeta es de esos que dejan una huella imborrable. La suya se llama El silencio de los corderos. Hasta siempre, querido Jonathan Demme.