La verdad es que magnetismo le sobra, pero parece que no le sale una a derechas. Desde que entrase en nuestras vidas por partida doble gracias a La Red Social, Armie Hammer se ha convertido en una de las estrellas más cotizadas de la industria. Este “chiquitín” de 1,96 metros de estatura y cara de buen tipo empezaba a demostrar talento en el filme de David Fincher, lo que le abría incontables puertas. ¿Estábamos asistiendo al nacimiento de una estrella? Todo hacía pensar que si.
Ni un año tardaba en llegar la llamada del mismísimo Clint Eastwood. J. Edgar estaba llamada a resultar otra de las obras maestras del viejo Clint. Además, Hammer compartiría planos con Leonardo Dicaprio, Naomi Watts o Judi Dench. Desgraciadamente, el resultado no era otro que una de las cintas más irregulares y menos exitosas del director. El príncipe de Blancanieves y, sobre todo, El Llanero Solitario aparecían en escena para salvar la papeleta, pero la primera resultaba un fracaso y la segunda uno de los mayores batacazos de la historia del cine.
Así, de leche en leche, Guy Ritchie se plantaba en el camino del intérprete. El resultado no era otro que la sensacional Operación U.N.C.L.E., una auténtica joyita que, inexplicablemente, arrojaba pérdidas a lo bestia. Ya se antojaba necesario un éxito para ir recuperando moral…
Cinco años duros parecían haber merecido la pena cuando la crítica recibía El nacimiento de una nación. El filme tenía todas las papeletas para alzarse con el Oscar, pero un escándalo de abusos sexuales que implicaba a su director terminaba con las opciones del filme. El salto al cine bélico de Mine, tampoco lograba el anhelado rescate.
Así las cosas, a día de hoy el bueno de Armie Hammer viene de un papel pequeñito en la interesantísima Animales Nocturnos. Esperemos que sea la antesala de dos exitazos como los que prometen ser Free Fire, Final Portrait y Call me by your Name.