“¿Podemos hablar de Donald Trump? Creo que necesita ayuda. Hay muchos sitios maravillosamente oscuros a los que podría ir. Solo es una pregunta. No estoy insinuando nada. Esto va a salir en la prensa y va a ser horrible, pero me gusta que forméis parte de ello. ¿Cuándo fue la última vez que un actor asesinó a un presidente? Puede que ya sea la hora”.
Con estas palabras pronunciadas durante su asistencia al británico Festival de Glastonbury, el bueno de Johnny Depp lograba convertirse, por enésima vez en los últimos años, en el centro de la polémica. Cierto es que el tono de broma resultaba evidente, pero parece que a la mayoría no les ha hecho demasiado gracia. Tanto desde partidarios como detractores de Trump, la broma sobre un posible asesinato del Presidente de Estados Unidos no ha caído muy bien. Si a eso le añadimos que Johnny Depp ya no cuenta con demasiada simpatía entre el público, el resultado no podría ser otro que la salvaje polémica generada.
La alusión encubierta a John Wilkes Booth, el actor que asesinaba a Abraham Lincoln en 1985 tampoco caía demasiado bien entre un pueblo americano que parece más partidario de un Impeachment que de mandar al otro barrio a su presidente.