Hay cosas que no tienen ninguna explicación. Vale que a todos nos gusta pasar un rato rodeados de acción, explosiones, momias o piratas, pero cuando se nos pone delante de las narices cine del mejor, nadie le hace ascos. No se puede comprender que una película tan sumamente buena y, encima, española, tenga tan escasa difusión. Y es que Verano 1993 es lo mejor que le ha pasado al cine español en años, además de tener todas las papeletas para convertirse en la próxima ganadora del Goya.
Carla Simón es una mujer que acaba de hacer su primer largometraje y, muy probablemente, el mejor de cuantos se han estrenado en nuestro país en los últimos años. Mejor Ópera Prima y Gran Premio del Jurado Int. en el Festival de Berlin acreditan a este descomunal trabajp. Decir que estamos ante una cinta brillante se antoja quedarse cortos, ya que la humanidad y la sutileza del filme no admite comparación. Frida (Laia Artigas), una niña de seis años, afronta el primer verano de su vida con su nueva familia adoptiva tras la muerte de su madre. Lejos de su entorno cercano, en pleno campo, la niña deberá adaptarse a su nueva vida.
Directa al corazón se lanza una película cuya honestidad nos hace sentir pequeños. Sin embargo, a penas un puñado de salas a lo largo y ancho de nuestra geografía ofrecen la posibilidad de disfrutar de este filme más que maravilloso. Si tenéis la fortuna de ver anunciado en algún cine Verano 1993, no perdáis una oportunidad única de disfrutar del cine en su máxima expresión.