La verdad es que la cosa tenía auténtica pintaza, pero ha ido directa a la lista de series para el olvido. Netflix había fijado como uno de sus grandes estrenos del año la miniserie Gipsy. Con Naomi Watts y Billy Crudup al frente, la ficción apuntaba a convertirse en uno de los grandes éxitos del curso para una plataforma acostumbrada a arrasar con cada nueva propuesta. sin embargo, Gipsy se ha revelado como una de las ficciones menos audaces y arriesgadas en la corta vida de Netflix.
Estamos ante una miniserie de 10 episodios de una hora de duración que se presentaba como un thriller psicológico alrededor de Jean Holloway una terapeuta que se verá involucrada en relaciones íntimas y peligrosas con personas relacionadas con la vida de sus pacientes. Desgraciadamente, poco o nada de esa supuesta atracción encontramos en la serie. De hecho, pocas posibilidades le vemos a una posible segunda temporada que, pese a no ser prevista de forma inicial, seguro que habría sido desarrollada por la cadena de haberse confirmado un éxito como el de Stranger Things o Por 13 razones.
Cierto es que pasar un rato en compañía de Naomi Watts nunca es cuestión despreciable, pero casi mejor apostar por la nueva temporada de Twin Peaks si se quiere ver a la actriz en todo su esplendor.