Buscando a Nemo, Los Increíbles, Ratatouille, Wall·E, Up, Toy Story 3, Del Revés… Si tuviésemos que buscar un par de palabras para referirnos a todas estás películas, seguramente las más adecuadas serían “obras maestras”. Efectivamente, no hace mucho nos encontrábamos con que el tándem formado por Disney y Pixar era casi infalible. Cada una de sus películas lograba convertirse en cinta imprescindible del año. De hecho, cualquiera de las cuatro películas mencionadas habría sido digna ganadora del Oscar. Mucho talento, mucha originalidad y una calidad desmedida en todos los sentidos.
Sin embargo, cada vez parecen más lejanos esos días. Pese a que todavía nos encontramos con momentos en los que la animación de las compañías vuelve a lucir imponente, no se puede negar que son pocas las cintas que nos sorprenden para bien. Estos días, Cars 3 se convierte en la excusa ideal para poner encima de la mesa el tema, ya que la nueva entrega de una saga pobre desde su primera película pone de manifiesto que hay algo detrás de este bajón creativo.
Evidentemente, la respuesta la encontramos en el vil metal. Cuestiones económicas son las responsables de que nos encontremos tres cintas de Cars, spin-off de las mismas y alguno que otro caos del estilo. Seguro que muchos pensáis en que se busca mera recaudación, pero nada más lejos de la realidad. Lo que supone una barbaridad de dinero para las arcas de Diseny es la venta en juguetes y merchandising que se dispara con cada una de estas cintas. Para que os hagáis una idea, la compañía del ratón se ha hecho alrededor de 25 veces más dinero vendiendo juguetes de Rayo McQueen que con sus películas.
Efectivamente, en Disney se han dado cuenta que el negocio de las películas no son las taquillas. De hecho, el acuerdo con Sony para que Spider-Man se integrase en el universo Marvel dejaba toda la recaudación de la película a la propia Sony a cambio de quedarse las ventas en merchandising. Hay veces que la calidad no importa si a cambio conseguimos vender más juguetes, de modo que el cine se ha vuelto una inversión en esta sociedad ávida de consumo. Si no veréis lo que va a pasar con Star Wars en las próximas dos décadas…