Ha sido una relación difícil desde su nacimiento. Desde el preciso instante en el que Disney puso 4.000 millones de dólares en las manos de George Lucas para comprar Lucasfilm y los derechos de sus películas, parece que el padre de Star Wars comenzaba a arrepentirse. En la compañía del ratón no estaban muy por la labor de que el responsable de la fallida segunda trilogía intergaláctica tuviese nada que ver con los nuevos proyectos, lo que no le sentaba nada bien al director.
Intercambios de declaraciones, salidas de tonos de Lucas y algún insulto bastante grave terminaba con una demanda por parte de la compañía. Todo parecía roto, pero finalmente las aguas han vuelto a su cauce. Tras evitar que la cosa llegase a mayores, la relación entre ambas partes ha vuelto a la cordialidad. De hecho, incluso George Lucas se ha convertido en asesor de los nuevos filmes. Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm aseguraba a Entertainment Weekly que el bueno de Lucas ha sido pieza importante de cara a la construicción de la mitología Jedi, así como lo relacionado con Luke y Rey en Star Wars: Los últimos Jedi.
“De vez en cuando me susurra algo al oído. Normalmente algo muy específico o importante sobre el entrenamiento Jedi”, afirmaba Kennedy, poniendo de manifiesto que, pese a no tener demasiado alcance, la mano de George Lucas sigue teniendo cierto valor.