Estamos tan acostumbrados a encontrarnos con la más absoluta infamia en el mundo de las series televisivas españolas, que una irrupción medianamente decente es capaz de causarnos enorme ilusión. TVE 1 estrenaba la pasada noche una de sus grandes apuestas de ficción de cara a la nueva temporada. Estoy vivo se plantaba con un repartazo impresionante, formado por Javier Gutiérrez, Ana Castillo, Roberto Álamo y Alejo Sauras. Suficientes atractivos como para concederle una oportunidad a esta suerte de thriller fantástico.
Andrés Vargas es un inspector de policía que muere persiguiendo al Carnicero de Medianoche, un asesino en serie que ya ha matado a cinco mujeres. Vargas tendrá la oportunidad de regresar a la vida, pero cinco años más tarde y en el cuerpo de Manuel Márquez (Javier Gutiérrez).
En su empeño por detener al Carnicero de Medianoche, Vargas, ahora Márquez, tendrá como compañera a Susana (Anna Castillo). Entre ellos tiene lugar una relación muy especial y juntos se enfrentarán a este asesino que vuelve a actuar cinco años después. Vargas no estará sólo en su regreso al mundo de los vivos. Un sorprendente personaje (Alejo Sauras) será su compañero en estas circunstancias tan especiales.
No se puede decir que haya sido la pera, pero tampoco podemos negar la grata sorpresa y el potencial de la serie. Un 17,3% de audiencia y casi dos millones y medio de espectadores apostaban por Estoy vivo, otorgándole un sensacional dato de debut a una serie que puede estar bastante bien y en la que Javier Gutiérrez sigue noqueándonos a base de talento.