Parece mucho decir, pero lo cierto es que lo que se está cocinando en las oficinas de Marvel no tiene comparación dentro de la historia del cine. La compañía afronta el momento más crucial desde la creación de su universo cinematográfico con la finalización de su Fase 3. Como explicaba hace tiempo el mismísimo Kevin Feige, la idea no es otra que la de cerrar una trilogía de fases para abrir otra nueva, con las implicaciones que ello supondrá.
Lo más palpables desde el punto de vista del público es que los superhéroes que se presentaban en la primera cinta de los vengadores irán dejando su sitio a los que han ido incorporándose a lo largo de los últimos años. Iron Man, El Capi o Thor tienen sus horas contada en la gran pantalla. Ese punto de inflexión llegará con Vengadores: Infinity War. El díptico podrá todo patas arriba, dejando a Spider-Man, Doctor Extraño o Capitana Marvel al frente del tinglado.
Tal y como acabamos de saber, en Marvel no se andarán con chiquitas. Ni más ni menos que 1.000 millones de dólares (500 por película) es lo que la compañía ha aprobado como dotación presupuestaria para Vengadores: Infinity War. De esta forma, las cintas se llevarían por delante el récord de 397 millones de dólares de coste que ostentaba Piratas del Caribe: En mareas misteriosas.
¿Por qué semejante cantidad? Evidentemente, el mero hecho de pagar a tres decenas de prestigiosos actores ya supone una pasta. Además, el espectáculo que se planea por la Casa de las Ideas será totalmente incomparable y las perspectivas de recaudación que se manejan superan los 2.000 millones de dólares, disputándole el tercer puesto del ranking histórico a Star Wars: El despertar de la Fuerza. El 4 de mayo de 2018 empezaremos a salir de dudas.