Ha sido toda una pena. La idea de llevar a la gran pantalla las sensacionales viñetas de Valerian y la ciudad de los mil planetas se antojaba atractiva, pero no tanto como para invertir 200 millones de dólares en el asunto. Esa es la cantidad que se ha gastado Luc Besson simplemente en la producción. Si a eso le añadimos más de un centenar adicional en distribución y publicidad, se hace evidente que Valerian necesitaba romper taquillas para empezar a ser rentable.
Como era de esperar, la película se quedaba lejos de los datos deseados. Pese a que, hay que decirlo, estaba bastante bien, lo cierto es que el público no terminaba de conectar con el filme, lo que se traducía en una recaudación mundial de 220 millones de dólares. Un varapalo de épicas proporciones.
A día de hoy, tras hacer balance de la situación EuropaCorp ha estimado en 135 millones de dólares las pérdidas del año, lo que se debía principalmente al agujero dejado por Valerian y la ciudad de los mil planetas. Luc Besson tendrá que pensar algo rápido para convencer a los peces gordos de la productora de que sigue siendo una apuesta interesante y rentable.