Muchas veces, lo más gratificante aparece en el lugar menos previsible. Puede que a muchos no os suene mucho el título de The Room, pero esta cinta independiente es considerada como la peor de la historia del cine. Allá por el año 2003,Tommy Wiseau decidió dirigir y protagonizar una cinta que resultaba un auténtico desastre. Nada funcionaba en un filme que, tras casi quince años, James Franco decidía resucitar de una forma bastante peculiar.
Efectivamente, James Franco es de esos tipos que siempre nos sorprenden. Su talento es indudable, pero se despista de vez en cuando. Siempre le ha encantado dirigir, lo que nos llegaba como si de un reflejo de su carrera se tratase. Cada una de sus obras nos ofrecía momentos brillantes, intrascendentes e incomprensibles a partes iguales. Sin embargo, todo ese caos ha conseguido convertirse en un encanto sin parangón en The Disaster Artist.
Acaba de conseguir la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, pero ese es el primer paso de una película llamada a lograr un hueco en los Oscar, pero también a ser recordada eternamente, Como si de un Ed Wood moderno se tratara, el filme tiene un encanto fuera de lo normal. Es de esos filmes que se notan dirigidos por un tipo sin más aspiraciones que disfrutar del cine. Ese es James Franco en su pura esencia. Estamos ante el tipo que no busca nada. Es un tipo sacándole jugo a su gran pasión. Las risas son de otro mundo, dicho sea de paso. Un plus para un filme glorioso.