Estábamos esperando ansioso lo que podía ofrecernos la nueva serie de Calle 13. La cadena llevaba tiempo anunciando el aterrizaje de una ficción con muy buena pinta. Un thriller con crímenes y suspense a raudales debía plantarse ante nosotros, pero lo que nos encontrábamos era algo muy diferente.
Profundamente aburrida. No se puede calificar de otra forma a Lago Ness. Cuando apuestas por una plantilla de personajes tan amplia, la habilidad narrativa debe ser elevada. No vale con lanzarlos todos a la pantalla. Lo único que se consigue en el capítulo de apertura es aumentar la confusión entre el espectador. El misterios y el encanto del lugar quedan relegados a un segundo plano a consecuencia de la torpeza en la puesta en escena. Alguien ha olvidado que son sólo seis capítulos, lo que no permite una introducción de un número limitado de tramas e individuos. Caos por doquier.
En una comunidad alimentada por el mito y limitada por la naturaleza salvaje, la búsqueda de un asesino en serie se convierte en un tema de vida o muerte para la detective local Annie Redford, que se enfrenta a su primer caso de asesinato. Cuando el cuerpo de Niall Swift es encontrado al mismo tiempo que un corazón humano, la normalidad del pueblo se ve alterada y la pesadilla comienza.