Nota: 8
A lo loco se vive mejor… Como bien decía la inolvidable Celia Cruz en uno de sus últimos temas, eso de apostar por el caos puede ser buen negocio. Cuando te has pasado unos cuantos años encorsetado y caminando con impostada dignidad por la galaxia, lo normal es que hayas logrado construir una respetable imagen a base de dignidad. ¿Es eso lo que había logrado Thor? Ni mucho menos. Y es que las dos anteriores entregas de la saga monográfica del Dios del Trueno eran las cintas más pobres del universo cinematográfico de Marvel.
Tenemos a un dios cachas, con capa y con un martillo que volador/boomerang. No vamos a negar que la ecuación resulta demasiado extraña como para que el resultado sea serio. Afortunadamente, un tipo brillante llamado Taika Waititi se ha dado cuenta de ello y ha decidido entrar en la saga para sembrar el caos a base de comedia. Thor: Ragnarok no tiene nada que ver con lo visto hasta ahora. La sorpresa es mayúscula, ya que resulta que el cierre de la saga monográfica del Dios del Trueno es la comedia de superhéroes más divertida que hemos visto.
Thor: Ragnarok ha dejado de tomarse todo tan en serio. La cinta luce especialmente brillante desde el preciso instante en el que alguien tiene la suficiente amplitud de miras como para darse cuenta de no te puedes tomar muy en serio al personaje. Si quieres hacer disfrutable una película de Thor, el protagonista debe dejar de ser tan rancio. Así, el filme permite desplegar su inconmensurable talento cómico a un Chris Hemsworth que se sale. El actor disfruta haciendo el ganso y eso se nota. Añadiendo buena acción, aventuras, a Hulk y a Cate Blanchett, estamos ante una de las sorpresas más gratas del año.
Le ha costado, pero al fin ha despegado. Parece que será la última película en solitario de nuestro queridísimo Thor, lo que habría sido un alivio de continuar con el tono marcado hasta ahora. Sin embargo, no podemos ocultar cierta pena. Y es que con este tono de Thor: Ragnarok, estábamos dispuestos a poner nuestra espada al servicio del Dios del Trueno en cualquier batalla venidera. Hay que gozar, que la vida es un carnaval…
Héctor Fernández Cachón