Es para preocuparse. Pese a que ya tenemos la cabeza en lo que esta por venir, lo cierto es que no podemos pasar por alto detalles tan preocupantes como el que acaba de conocerse. Y es que, pese a las buenas sensaciones que nos había dejado el 2017 en lo meramente cinematográfico, lo cierto es que nunca en la historia del séptimo arte nos habíamos encontrado con semejante crisis de originalidad dentro del sector.
No hay ideas nuevas. Resulta indiscutible el hecho de que, pese a encontrarnos proyectos bastante atractivos, la imaginación se encuentra en una crisis que se viene haciendo evidente desde la entrada del nuevo milenio. Si nos fijamos en la lista de las 25 películas más taquilleras de 2017, pronto nos damos cuenta de que sólo tenemos dos filmes cuyos guiones sean obras originales. Coco y Dunkerque (puestos 16 y 17). El resto de cintas entran en el mundo de secuelas, remakes, reboots o adaptaciones. Un drama.
A día de hoy, la ausencia de nuevas ideas en el mundo del cine se está volviendo demasiado preocuparte. Parece que el único objetivo ha pasado a ser el de hacer dinero, prescindiendo casi por completo de cualquier ambición creativa. ¿Alguien se acuerda de aquellos días en los que se rodaban grandes taquillazos totalmente originales?