Son los premios más importantes de la industria cinematográfica, pero no siempre los más justos. Cada año, los Oscar premian los trabajos más importantes del séptimo arte, lo que suele traducirse en que los actores más grandes de la historia terminan sus carreras con algún reconocimiento. Sin embargo, no faltan los casos en los que nos encontramos con auténticos patinazos. Se pasa por alto a intérpretes de singular talento y calado, lo que resulta inaceptable.
Este año, la Academia saldará una de sus deudas históricas. Salvo cataclismo, Gary Oldman se alzará con la estatuilla a Mejor Actor. Parece increíble que después de tantas décadas regalándonos interpretaciones gloriosas, el bueno de Oldman todavía no tenga un Oscar. Sin embargo, su impresionante recreacion de Churchill en El instante más oscuro se traducirá en la estatuilla que ya se merecía.
Este domingo, Gary Oldman se hará con su primer Globo de Oro. Será el decimoséptimo galardón que se lleve por su trabajo en El instante más oscuro, lo que se traduce en una temporada de premios casi perfecta. El único elemento que puede jugar en su contra es que compita contra Daniel Day-Lewis, el actor más premiado de la historia del cine, en la que será su última aparición en los Oscar (ha anunciado su retirada). Esperemos que al fin se haga justicia con un actor inconmensurable.