Habrá cabreado a muchos fans, pero lo cierto es que a nosotros nos ha encantado. Star Wars: Los últimos Jedi se ha convertido en un filme con una sorprendente facilidad natural para ser amada u odiada. La segunda entrega de la tercera trilogía intergaláctica se plantaba en nuestras carteleras hace ya unas cuantas semanas, cargada de secuencias capaces de avivar la polémica.
Así, el último plano del filme despertaba incontables teorías. En la misma nos encontrábamos a un niño mirando las estrellas tras demostrar poseer poderes Jedi para coger una escoba. Una secuencia que el director Rian Johnson explicaba en palabras para CinemaBlend.
“Muestra al final de la película que no solo se trataba de salvar a las veinte personas de la cueva, sino también de acepar el manto de la leyenda de Luke Skywalker para que luego se propague a través de la galaxia y vuelva a encender la esperanza, y la clase baja pueda comenzar a levantarse nuevamente. Así que, mostrar eso a través del chico del establo al final, fue la verdadera intención de la escena. Y sí, un pequeño indicio de que… hay más ahí fuera”.
El viejo Luke Skywalker nunca da puntadas sin hilo…