No hay por donde cogerla. Pese a que estamos en la época del año elegida por las grandes películas para presentarse en sociedad, eso no es impedimento para que tengamos que tragarnos alguna cosa infumable. Y es que, en el apogeo de la temporada de premios, desastres como Cincuenta sombras liberadas se plantan en nuestras carteleras.
No nos cansaremos de señalar lo terriblemente mala que es la tercera entrega de la saga Cincuenta sombras de Grey. La primera ya era pobre, pero en la segunda se desmoronaba un nivel que hoy está ya por los suelos. Nadie pedía que hiciesen El último tango en París, pero seguro que se podía conseguir una cinta mucho más potente y resultona. Un 89% de críticas negativas son las que ya acumula en el portal de Rotten Tomatoes, lo que parece hasta poco.
La realidad es que Cincuenta sombras liberadas está bajando los resultados de taquilla de sus predecesoras, pero es un gran éxito económico. Solo la fidelidad de los lectores de las novelas originales y el prometido (pero decepcionante) erotismo de la película puede justificar que semejante desastre pueda sobrevivir. Difícilmente veremos una película peor este año.