Todos estábamos atemorizados. Pese a que el proyecto de devolver a Lara Croft a la gran pantalla estaba cargado de buenas intenciones, los antecedentes nos hacían ser pesimistas. Y es que, a lo largo de las últimas décadas, cada vez que alguien decidía adaptar un videojuego a la gran pantalla, el resultado era bastante cercano al desastre.
Sin embargo, todo es muy distinto en esta ocasión. Sin ser ninguna maravilla, Tom Raider funciona realmente bien. De primera mano, las dos cintas originales de Angelian Jolie quedan a la altura del betún (lo que tampoco era muy difícil). Dejando a un lado comparaciones, nos encontramos con una cinta de aventuras de lo más agradable y con una Alicia Vikander que nos ofrece una versión de Lara Croft realmente interesante. Cierto es que la película pierde un poco el norte a medida que avanza, pero no se puede negar que se ha dado con una fórmula aceptable. Además, los 211 millones de dólares que ha recaudado en poco menos de 10 días (costó 95) no hacen más que aumentar el optimismo de cara a las películas del género.
¿Qué nos cuenta esta nueva Tomb Raider? Lara Croft, la independiente hija de un excéntrico aventurero que desapareció cuando ella era apenas una adolescente, se ha convertido en una joven de 21 años sin ningún propósito en la vida. Se abre paso por las caóticas calles del East London, el barrio de moda, como mensajera en bicicleta, un trabajo que apenas le da para pagar el alquiler. Decidida a forjar su propio camino, se niega a tomar las riendas del imperio empresarial de su padre, con la misma firmeza que se niega a reconocer que él se ha ido para siempre. Un día Lara decide dejar atrás todo e ir en busca del último paradero conocido de su padre: una legendaria tumba en una isla mítica que podría estar en algún lugar de la costa de Japón…