Hay veces que uno no puede resistirse al público soberano. Y es que, cuando tienes entre manos un personaje que es una mina de oro, lo que no puede ser es que te lo cargues a las primeras de cambio. Si no, que le pregunten a Tom Hiddleston y su Loki.
Efectivamente, el universo cinematográfico de Marvel tiene poquitos personajes tan carismáticos como el dios del engaño. Además, el hermano de Thor ha sido el único capaz de construir un villano de altura dentro de las cintas de la Casa de las Ideas. Su ambigüedad en un mundo de personajes tan planos es un soplo de aire fresco. Sin embargo, Thor: El mundo oscuro estuvo muy cerca de suponer el final de su andadura.
Loki iba a morir. La idea original de la segunda entrega de Thor era la de terminar con el personaje. Así, la película se presentaba ante un pequeño grupo de espectadores meses antes de su estreno. La reacción de los presentes era airada al conocer la muerte de Loki. Así, cuando la cinta volvía a sus reshoots, aprovechaba para enmendar su error. Los responsables de Marvel se dieron cuenta rápidamente de que nada sería lo mismo sin Loki.