Hay películas con algo especial. Cintas poco usuales que, cuando caen en tus manos, poco puedes imaginar que se convertirán en pieza fundamental de tu vida como cinéfilo. Obras que no gustan a todo el mundo, que no suelen ser demasiado asequibles para el común de los mortales, pero capaces de hacer que las ames si entras en su juego.
Sobre el papel, cuando se escucha hablar de películas de culto, lo normal es pensar en cintas con unos cuantos añitos. Sin embargo, no se puede negar que varias cintas modernas lo tienen todo para convertirse en clásicos modernos de culto. Toni Erdmann es buen ejemplo de ello.
Inès trabaja en una importante consultora alemana establecida en Bucarest. Su estresante vida está perfectamente organizada hasta que su extrovertido y bromista padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el divertido Toni Erdmann…
Candidata a mejor película de habla no inglesa en los Oscar 2016, el filme de Marien Ade es de esos en los que todo es tan extraño, como audaz. Divertida, amarga, dulce y surrealista, el encanto de Toni Erdman es tan arriesgado, como evidente. Una locura alemana maravillosa y de 162 minutos de duración. Así presentada, nadie podría imaginar que es una de las mejores películas de los últimos años…