Hay que reconocer que ha sido una de las experiencias más divertidas del verano. Cuando tienes un tiburón de épicas proporciones y a Jason Statham en frente, tienes que tomarte la cosa con un poco de humor. Eso es lo que ha hecho Megalodón, la cinta que se ha convertido en uno de los grandes éxitos del verano.
Con una vida comercial más que prometedora todavía por delante, Megalodón lleva ya amasados casi 320 millones de dólares, lo que resulta un dato más que interesante para un filme que se dejaba 130 millones en producción. De hecho, se espera que los datos finales de la película puedan irse incluso más allá de los 500 millones, lo que dejaría el terreno abonado de cara a una secuela para dentro de poco.
Un submarino de aguas profundas, que forma parte de un programa internacional, es atacado por una enorme criatura y queda averiado en el fondo de la fosa oceánica más profunda del Pacífico, con su tripulación atrapada en el interior. El tiempo se acaba y un oceanógrafo chino, el Dr. Chang, recluta a Jonas Taylor (Jason Statham), un especialista en rescate en aguas profundas, en contra de los deseos de su hija Suyin (Li Bingbing) que cree que puede rescatar a la tripulación por sus propios medios. Pero ambos deberán unir sus fuerzas para salvar a la tripulación y también al océano de una amenaza imparable: un tiburón prehistórico de 23 metros conocido con el nombre de Megalodón. Aunque se creía que estaba extinguido, el Meg está vivo y coleando… y está de caza. Cinco años antes, Jonas se había encontrado con esta misma criatura aterradora, pero nadie le creyó en ese momento. Ahora Jonas debe enfrentarse a sus miedos para volver a las profundidades marinas… donde volverá a verse cara a cara con el depredador más temible de todos los tiempos.