La indignación se está extendiendo como la pólvora Desde que se hiciese efectiva la bajada del IVA cultural, pasando este del 21 al 10%, los precios de las entradas de cine comenzaban a observarse con lupa. Y es que, después de años de legítimas reivindicaciones y exigiendo una bajada del impuesto, era el momento de comprobar si la misma repercutía en los bolsillos de los espectadores. Algo que parece haber quedado lejos de producirse.
Todos los informes dejan claro que menos de la mitad de las salas de España han aplicado la rebaja y, de las que lo han hecho, un escaso porcentaje se ha ajustado a la cantidad económica en que debía hacerse la misma. Así, uniéndose a las iras de los espectadores, desde el gobierno ya están amenazando con tomar medidas si la reducción del precio de las entradas no se produce.
Parece que la guerra contra las cadenas de exhibición no ha hecho más que empezar y todavía tiene unos cuantos capítulos que escribir.