Es de esas intérpretes que siempre están excelsas, pero de las que los premios suelen olvidarse. Si miramos atrás, en las últimas décadas nos encontraremos muy pocas actrices comparables a Glen Close. La descomunal protagonista de Atracción Fatal o Las amistades peligrosas ha sido candidata al Oscar hasta en 6 ocasiones en los últimos 35 años, pero la estatuilla siempre le es esquiva. Algo que podría terminar este mismo año.
La buena esposa es la cinta con la que la Academia podría saldar una de sus grandes deudas históricas. El filme nos presenta a Joan Castleman (Glenn Close), una buena esposa, de belleza madura y natural, la mujer perfecta. Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, Joan decide desvelar su secreto mejor guardado.
Como viene siento habitual, Glenn Close se marca una excelsa interpretación de esas que dejan sin aliento a cualquiera. Y es que lo de esta mujer es una auténtica locura. Su nombre está en boca de todos de cara a lograr una estatuilla que, sin ser necesaria para que todos sepamos que es una de las más grandes, resultaría merecido reconocimiento a una carrera incomparable.