Nota: 8
Hay quien dice eso de “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”. En la mayoría de los casos, la afirmación resulta extremadamente acertada, pero no siempre es así. Y es que hay historias a las que podemos volver en repetidas ocasiones, sintiendo cosas especiales en todas y cada una de esas visitas. La de Ha nacido una estrella es una de ellas. William A. Wellman (1937), George Cukor (1954) y Frank Pierson (1976) ya nos habían llevado por esos caminos con antelación y cada viaje había sido de singular interés. Algo que ahora se repite, pero con un plus.
Esta nueva Ha nacido una estrella es sensacional. La cinta con la que Bradley Cooper debuta tras las cámaras deja claro que hay madera de maestro. sensibilidad, riesgo y un sinfín de aciertos para un tipo que, por si no fuese suficiente, encima resulta que se marca la mejor interpretación de lo que va de año. Un auténtico fenómeno el bueno de Brad. Es rostro y ama de una película que te atrapa y que es capaz de perdurar en tu corazón. Efectivamente, es uno de esos filmes de los que se quedan.
Estrella de la música alcohólica que conoce a una chica con descomunal talento que canta en un local de mala muerte. Amor, traumas, decepciones… En definitiva, todo lo que debe ser Ha Nacido una estrella. Cierto es que la primera mitad de la cinta es tan sumamente buena que puede parecernos algo floja la segunda. Es agravio comparativo, nada más. Salvo algún error de novato (lógico y aconsejable), nada se escapa de las manos de un excelso Bradley Cooper.
Hemos dejado para el final a Lady Gaga. Para muchos, todavía es esa “tipa” con pinta de mamarracha que llena estadios. Pues ya va siendo hora de que esos que todavía no la conocen, pongan un poco de esfuerzo en hacerlo. Y es que Lady Gaga es una artista de descomunal talento, sensibilidad como compositora y una voz que corta la respiración. Para colmo, tiene esos aires interpretativos de la Liza Minnelli de Cabaret. Lady Gaga es la guinda de ese magnífico pastel llamado Ha nacido una estrella. Sin lugar a dudas, una gran película.
Héctor Fernández Cachón