¿Os acordáis de la última escena que Paul Newman rodó para el cine? Efectivamente, uno de los tipos con más clase de la historia del cine se despedía de la gran pantalla con una secuencia antológica en Camino a la perdición que nos pondrá la piel de gallina para siempre. Eso es irse con estilo. Desgraciadamente, ser una auténtica leyenda del cine y empeñarte en desprestigiarte a ti mismo parece haberse convertido en una moda.
No pedimos grandes papeles y jamás censuraríamos la apuesta por productos de entretenimiento. Lo que realmente nos escama es contemplar como algunos de los más grandes intérpretes del cine llevan más de una década sin hacer un buen papel.
Al aquí firmante se le erizan los pelos del brazo solo con pensar en el que probablemente sea su actor favorito. Alfredo James Pacino es una de las mejores cosas que le ha pasado al mundo del cine en sus más de cien años de historia. La espalda sobre la que descansa el peso de la trilogía de El Padrino, el protagonista de Scarface o el ciego que bailaba tango en Esencia de Mujer es demasiado grande para destruir el recuerdo de su leyenda, pese a los poderosos esfuerzos que pone en ello.
Realmente resulta duro pensar que El Dilema (Michael Mann, 1999) es lo último rescatable de un actor que parece moverse ya con el único objetivo de hacer engordar su cuenta bancaria. Talento le sobra, como demuestra cada vez que recuerda quien es y decide regalarnos una secuencia marca de la casa en medio de tan lamentables películas. Pero eso no es suficiente.
Verle junto a un Adam Sandler cubierto de capas de látex en Jack y su gemela suponía un golpe directo a la boca del estómago de millones de cinéfilos enamorados del trabajo de este grande entre grandes. Sea como fuere, lo que está claro es que estamos dispuestos a esperar hasta el último minuto por si la leyenda decide volver en algún momento.
Puede que lleve bastantes años sin darnos una buena alegría, pero ninguno olvidamos que es uno de los mejores actores de la historia del cine. Ver el rostro de Al Pacino siempre supone un vuelco en el estómago de cualquier cinéfilo. Demasiado es el talento demostrado durante muchas décadas por parte de un intérprete hoy desdibujado. Sin embargo, nuestros sueños podrían hacerse realidad, ya que los próximo proyectos en los que se está embarcando el veterano director no podrían ser más atractivos.
Mientras prepara su reunión con Robert De Niro, Harvey Keitel y Joe Pesci en The Irishman, el actor ha decidido que es el momento de volver a hacer las cosas bien. Parece que la llamada de Martin Scorsese le ha despertado de su largo letargo, lo que se traducía en la genial Paterno, una ficción televisiva para HBO en la que Pacino daba vida al legendario Joe Paterno. ¿Es el momento de la redención?