La tendencia era más que preocupante. Si escuchamos que una película ha recaudado más de 605 millones, lo normal es que pensemos que se trata de un exitazo descomunal. Era es la cifra amasada por Transformers: El último caballero . Y es que la última cinta de Michael Bay suponía una decepción más que importante, ya que el colofón final antes de abrir nueva etapa prometía ser glorioso
¿Cuál era el problema de Transformers: El último caballero? La realidad es que la cinta hacía la peor taquilla de toda la saga y casi la mitad de recaudación que su anterior entrega. Si a eso le añadimos el hecho de que se trata de la película más cara de todas, los problemas se multiplican. Limitándonos sólo a producción, la película se gastaba la friolera de 220 millones de dólares. A eso había que añadirle otros 115 en distribución y publicidad, lo que se traduce en una cifra muy cercana a los 350 millones de gastos directos. Además, en Paramount se esperaba volver a superar los 1.000 millones de dólares, por lo que la decepción era mayúscula.
Michael Bay parece haber perdido cualquier tipo de capacidad de sorpresa. Los Transformers han perdido su gracia a base de repetir la fórmula, por lo que en Paramount se empezaba a debatir sobre la conveniencia de continuar con la saga. La conclusión era clara: Bumblebee sería la última oportunidad para ver si hay esperanzas de futuro. Nadie daba un duro por ella, pero en la vida también hasy sorpresas.
Independientemente de que Bumblebee consiga reventar las taquillas, lo que está claro es que es una cinta sensacional. Divertida, encantadora, emotiva… Todo funciona a la perfección en Bumblebee. La crítica está rendida a una película que no necesita amasar una barbaridad de millones para devolver la ilusión. Cuando un filme es bueno, algo importante se ha logrado. La saga Transformers no solo se había estrellado en lo económico, sino también en lo creativo. Así, apostando por la calidad, el dinero vendrá solo. En Paramount ya tienen claro que la cosa continúa.