Sobre el papel, parece raro que una cinta con dos “cabezones” se convierta en la gran triunfadora de la noche, pero así ha sido. Cuando todo parecía conducir al máximo galardón para El Reino, la sorpresa saltaba en la gala de los Goya. Siete premios llevaba a esas alturas la cinta de Rodrigo Sorogoyen, incluidos mejor actor de reparto, mejor actor y mejor director. Sin embargo, Campeones daba la campanada.
La película de Javier Fesser era la gran triunfadora de una noche en la que, a esas alturas, solo contaba con un galardón. Eso sí, lo cierto es que dicho premio había logrado emocionar a media España y a las redes. La culpa era de Jesús Vidal, uno de los Campeones y premio a mejor actor revelación. Y es que el intérprete se sacaba de la manga un discurso de agradecimiento de esos que se recuerdan durante mucho tiempo. Todo corazón este tipo.
De la 33 edición de los Goya quedará el ser una de las mejores galas que se recuerdan. Grandes películas, ritmo, diversión, unos excelsos presentadores y mucho cine. Ojalá sean así todas. ¡Viva el cine español!
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