Un año de filmación, casi 500 millones de dólares de presupuesto y los mejores profesionales del sector. Esos fueron los ingredientes con los que Peter Jackson se cocinó su trilogía de “El Hobbit”. Los casi 3.000 millones de dólares recaudados podrían parecer meritorios, pero lo cierto es que así hace películas cualquiera. Al menos eso debe pensar el equipo de soviéticos que decidió adaptar la popular obra de J.R.R. Tolkien allá por 1985.
Por aquellos años, unos estudios cinematográficos de Leningrado llamados Lentelefilm (en ruso, claro) decidieron marcarse un guión fino filipino en el que se concentraban todos los acontecimientos del libro en 64 minutos de metraje. Sabemos lo que estáis pensando y también opinamos que Peter Jackson podría aprender de la capacidad de síntesis soviética.
Lo cierto es que el resultado es esto que os ofrecemos a continuación. Si uno se fija mucho, puede notar alguna diferencia respecto a las trilogía protagonizada por Martin Freeman. Un poquillo en los efectos especiales y un par de detalles de atrezzo y maquillaje, pero por lo demás, la versión soviética de “El Hobbit” es toda una masterpiece. Solo por ver al Gollum ruso, ya merece la pena verla.